Por una comunicación digital no sexista para prevenir la violencia de género y fomentar la igualdad

Hoy se conmemora en todo el mundo el Día para la Eliminación de la Violencia de Género. Se trata de una fecha clave en el calendario, que ojalá algún día deje de tener sentido, porque hayamos conseguido como sociedad combatir de manera definitiva esta lacra. En el anhelo de un mundo mejor, más igualitario y más próspero no cabe esta barbarie. Es preciso articular cuantas medidas estén al alcance de gobiernos y de la ciudadanía en general para poner fin a los asesinatos de mujeres cometidos por sus parejas o exparejas. En este 2020 ya son 41 las mujeres víctimas de estos crímenes machistas en España.

Con motivo del desarrollo de este 25N he realizado un análisis sobre cómo una comunicación digital más inclusiva, que fomente la igualdad y combata las conductas machistas, puede contribuir a prevenir la violencia de género. Existen indicadores alarmantes sobre cómo están aumentando los actos violentos en Internet entre las chicas y chicos más jóvenes. Personas expertas alertan desde hace años sobre los riesgos que entraña el uso de redes sociales en relación con la violencia de género y cómo está contribuyendo a agravarla entre adolescentes. De hecho el Ministerio de Interior del Gobierno de España ha puesto en marcha una campaña específica este año.

En España se calcula que un 87 por ciento de las personas en Internet de entre 16 y 65 años de edad utilizan las redes sociales, lo cual representa más de 25,9 millones de usuarias y usuarios, según el estudio anual correspondiente a 2020 de redes sociales elaborado por IAB Spain. 

En muchos casos la mujer aparece en contenidos en Internet que se viralizan, es decir, que se comparten masivamente, con una imagen estereotipada, relacionada con aspectos que ya han comenzado a superarse, aunque no completamente, en la publicidad tradicional, gracias al compromiso de anunciantes y a la implementación de políticas públicas. En cambio, en espacios en Internet en gran medida se cosifica a la mujer. Esto se produce en un contexto que no está suficientemente regulado, lo cual representa grandes riesgos, fundamentalmente para la adolescencia. 

“Las mujeres nunca deberíamos ser tratadas como cosas, como mercancías sexuales usables: no es justo, ni digno, ni humano”.

ANNA ARNÁIZ KOMPANIETZ (EL PAÍS, 12 DE MAYO DE 2018).

Los comentarios machistas pueden alcanzar rápidamente un gran impacto, como recoge el estudio titulado «Machismo viral. Investigación sobre la transmisión de mensajes sexistas en WhatsApp». Ocurre también que hay personas que utilizan el anonimato que permiten los perfiles en determinadas plataformas para decir barbaridades como la que indico a continuación. Se trata de un comentario de un usuario de Twitter a la publicación realizada por el Ministerio de Interior que he mostrado anteriormente:

Según informa La Vanguardia en este artículo titulado «24 horas en la Internet machista», Azmina Dhrodia, especialista canadiense en violencia de género y tecnología que ha trabajado para Amnistía Internacional, entiende que “internet es un reflejo de nuestra sociedad. Si las actitudes misóginas son habituales offline, no es extraño que también resuenen online. Pero lo que ofrecen internet y las redes es una forma de amplificar el sexismo y usarlo para acallar las voces de las mujeres”.

El creciente uso en las últimas décadas de tecnologías que permiten a las personas interactuar en entornos multimedia puede contribuir a reforzar las desigualdades y estereotipos de género, pero también ofrece múltiples posibilidades para incorporar elementos nuevos al entorno educativo para promover entre generaciones nuevas el respeto hacia las mujeres y valores fundamentales como la igualdad. Este es el caso, por ejemplo, de los videojuegos.

Como indican Raquel Barragán Sánchez y Estrella Ruiz Pinto en  Brecha de género e inclusión digital. El potencial de las redes sociales en educación (Profesorado. Revista Currículum y Formación de Profesorado, Universidad de Granada, 2013):

“Las tecnologías de la información y la comunicación trasmiten y propagan ideales y valores sociales, lo que las convierte en un recurso destacable para transformar el pensamiento y la acción humana en favor de la igualdad de género (Rebollo, García, Vega, Buzón y Barragán, 2009). Ahora que está en boga la utilización de las redes sociales como medio de interacción social, resulta prioritario incidir en la importancia de crear y fomentar recursos virtuales no sexistas a través de las redes sociales para transmitir valores igualitarios entre las personas usuarias de estas tecnologías”. 

Raquel Barragán Sánchez y Estrella Ruiz Pinto

Según un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela citado por la Cadena Ser, las redes sociales perpetúan los estereotipos de género entre adolescentes. Personas expertas alertan de la aparición de un “machismo regresivo” en las nuevas generaciones que se propaga, entre otros medios por las redes sociales. El estudio concluye que estas perpetúan los estereotipos de género entre  adolescentes y “contribuyen a reproducir una estructura social patriarcal”. “Un 90% las utilizan ya desde los 11 o 12 años”, advierte.

Una de cada cinco mujeres y niñas, incluido el 19% de las mujeres y las niñas de 15 a 49 años, han sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima, durante los últimos 12 meses. Sin embargo, en 49 países no existen leyes que protejan específicamente a las mujeres contra tal violencia.

ONU

Como indica el estudio del que informa la cadena Ser al que hecho alusión, miembros del Instituto de Ciencias de la Educación de la USC han analizado los comportamientos de 634 jóvenes entre 12 y 17 años en las redes. Así, han comprobado que chicos y chicas hacen un uso muy distinto de las mismas, si bien para unas y otros es una forma de “socializar y construir su identidad de género”. “De ahí el peligro”, precisa. Para Jorge Marín, coordinador de este informe, lo más preocupante es que las redes son las nuevas herramientas de control ligadas a la violencia machista. «Si antes se hacía cara a cara, ahora estar en línea ya puede ser un vehículo de control de los hombres sobre las mujeres», destaca Marín. Por ello recomienda un mayor control de los padres y madres sobre los usos que los adolescentes hacen de estos instrumentos. «Cuanto más tarde se inician en ellas, mejor», señala, e insiste en la importancia de limitar los tiempos de uso y los contenidos publicados.

“Mujeres y hombres son conscientes de los peligros, especialmente ellas, que sienten que pueden ser chantajeadas o controladas a través de las redes, aunque no siempre ponen freno a esas actitudes”, prosigue la información. Además, un tercio de los y las adelescentes perciben que “gente de su entorno utiliza estos medios para insultar, controlar o burlarse de otras personas”.

Por otra parte, como remarca el citado estudio, la concepción estereotipada que tienen adolescentes sobre aquello que se considera masculino o femenino “se percibe claramente en sus perfiles sociales”. Según la misma fuente:

“Ellos las emplean (las redes sociales) para hablar con su pareja, para jugar a videojuegos o para ligar, entre otras cosas. Ellas, en cambio, para buscar información general, expresar sentimientos o subir fotografías personales, a veces con carga erótica o sexual. También existen diferencias en cuanto a las imágenes de perfil y las redes sociales que más frecuentan. Los chicos se identifican con imágenes de personajes conocidos o de videojuegos, objetos relacionados con el deporte —especialmente el fútbol— o el motor. Las chicas eligen fotografías de corte romántico, ya sean personales, relativas a la familia, a la naturaleza o a paisajes”.

Jorge marín, coordinador de estudio sobre el uso de redes sociales en la adolescencia.

Con las redes sociales la proyección de una imagen de la mujer estereotipada a través de enunciados machistas encuentra un altavoz con un alcance potencial evidentemente mucho más amplio que si los individuos que los protagonizan no dispusieran de aquellas. No obstante, también aportan oportunidades para la defensa de valores como la igualdad de género y para sumar esfuerzos a la hora de combatir actos sexistas y discriminatorios. Es aquí donde debemos poner el foco, a mi entender, desde el ámbito educativo y desde las administraciones públicas, fundamentalmente.

“El trío de las gorditas roza el milagro olímpico”, así tituló el diario italiano Quotidiano Sportivo la notica sobre las tres tiradoras de arco italianas que quedaron en cuarta posición. El tratamiento de las deportistas Guendalina Sartori, Lucilla Boari y Claudia Mandia y la indignación que desató en redes sociales, como relata eldiario.es, llevó incluso al director del medio a dimitir.

Una foto de la nadadora olímpica Mireia Belmonte elegida por Marca también generó una enorme polémica en redes sociales, tanto que el medio se vio obligado a cambiar la imagen, como explica  también eldiario.es.

Estefanía Jiménez, profesora del Departamento de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco, citada por el portal educativo de la Junta de Extremadura, llama la atención sobre el hecho de que en las redes sociales, donde “si no tienes likes, no interesas”, las chicas reciben una mayor presión, ya que se ven sometidas a un modelo sexista según el cual deben mostrarse “insinuantes y sexualmente activas en las fotografías”. En este sentido, manifiesta que: «Ahora que con las nuevas tecnologías tienen la posibilidad de crear y producir contenidos, resulta que justamente reproducen modelos ancestrales y machistas”. 

Como se recoge en La desigualdad de género y el sexismo en las redes sociales, de Ianire Estébanez y Norma Vázquez (2013): “hay prácticas como la exhibición de la imagen photoshopeada a través de las fotos o selfies, la expresión de sentimientos y la construcción de relaciones íntimas virtuales, que se refuerzan en su consideración de comportamientos ‘femeninos’ y se transforman en referencia para otras chicas”. Las autoras, a raíz de un estudio realizado entre jóvenes, concluyen: 

“El sexismo que se observa en las redes sociales tiene una mayor intensidad que en la relación cara a cara. La violencia simbólica a la que chicas y chicos se exponen a todas horas y la facilidad de enviar mensajes a través de las redes sociales, sin la dificultad de enfrentar el acto delante de la otra persona, imprimen desigualdades y violencias que no podemos pasar por alto”.

Ianire Estébanez y Norma Vázquez (2013)

Ianire Estébanez y Norma Vázquez recomiendan promover el activismo social informático como elemento fundamental para la consecución de un uso igualitario de las redes sociales, fomentar una educación TIC que incluya elementos de educación emocional y relacional y debatir y denunciar el uso sexista y/o violento de las redes sociales. 

Como hemos indicado anteriormente, los estereotipos de género están presentes también en los videojuegos, cuya iconografía salta con frecuencia a redes sociales o a plataformas como Youtube. Según Milagros Sainz, directora del grupo de investigación en Género y TIC del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), los videojuegos son un agente socializador fundamental en la adolescencia. “Quien juega, se identifica inevitablemente con los personajes”. ¿Y cómo son estos personajes? “Los videojuegos generan modelos que fomentan la desigualdad: a menudo promueven la violencia y los estereotipos de héroes masculinos mientras que las mujeres son presentadas como personajes secundarios que hay que salvar y que reproducen conductas igualmente discriminatorias”.

En definitiva, con el desarrollo de la web 2.0 y la eclosión de las redes sociales nos encontramos con un contexto nuevo en el que la ciudadanía tiene más poder comunicativo que nunca antes. Esto representa una oportunidad para hacer prevalecer valores como la igualdad que permitan alcanzar una sociedad en la que las mujeres no sean discriminadas y tratadas de modo desigual por el mero hecho de ser mujeres. No obstante, las nuevas formas de comunicación presentan elementos de riesgo muy importantes que, si no se combaten correctamente, pueden llevar a perpetuar estereotipos y un uso sexista del lenguaje en todas sus vertientes, lo cual contribuirá a que perduren las desigualdades.

Confío en que te hay parecido interesante el artículo. Como siempre estaré encantada de conocer tu opinión. Este contenido forma parte de las actividades formativas en comunicación e igualdad que desarrollamos en María José Bayo Comunicación. Si deseas conocer más sobre alguno de nuestros talleres o cursos sobre este tema haz clic en el botón que aparece a continuación y nos pondremos en contacto.